Tria corda (Levante EMV, 6 de febrer de 2014)


Los tres corazones, Radiotelevisió Valenciana y la enseñanza multilingüe.

Carles Padilla

Según Aulio Gelio (s. I d.C.), de Quinto Ennio (ss. III-II a.C.) se decía que tenía tres corazones porque era capaz de hablar tres lenguas: griego, osco y latín (Quintus Ennius tria corda habere sese dicebat, quod loqui Graece et Osce et Latine sciret). El osco era una lengua local que fue relegada y posteriormente eliminada por el latín, mientras éste se expandía por la península itálica. El griego se hablaba en la Magna Grecia y permitía a Ennio conocer de primera mano a los grandes literatos y pensadores helénicos. La expresión “tria corda” atiende no solamente a una cuestión de estructuras lingüísticas o de una útil herramienta de mediación cultural, social o económica, sino muy especialmente a la experiencia de los sujetos bilingües o multilingües (también llamados estos últimos plurilingües, políglotos o políglotas) para quienes expresarse en diferentes lenguas significa alcanzar una forma de comprender el mundo desde diversas perspectivas. Es un hecho conocido que cada lengua estructura la realidad de una manera diferente, la analiza y por tanto la percibe y la entiende de forma diferente.

Tenemos la gran suerte de vivir en una Comunidad bilingüe oficialmente, aunque la situación real no sea la de la normalidad y el equilibrio que cabía esperar sino que asistimos a un panorama de continua diglosia. La diglosia es la situación de convivencia de dos lenguas en una misma población o comunidad, pero donde una de estas dos lenguas tiene un estatus de prestigio, como lengua oficial o  de cultura, frente a la otra,  que es relegada a los contextos familiares, folclóricos y a la expresión oral. Es fácil de entender que esta situación diglótica asimétrica, injusta y la mayoría de las veces impuesta,  pone a la lengua minorizada en un peligro claro de desaparición. Y de la misma manera podemos comprender que la eliminación en nuestra comunidad de todos los medios audiovisuales en valenciano es una estrategia política para marginar la lengua propia a estos contextos, con una posibilidad real de ser eliminada del mapa como le pasó al osco. La prohibición de la recepción de TV3 y Catalunya Ràdio y la supresión por decreto de la Radiotelevisió Valenciana (RTVV) obedecen a este fin. Éste no es un caso aislado ni único en el mundo, puesto que los estudios demuestran que cerca de un 90% de las lenguas están en peligro de extinción y que podrían desaparecer en menos de 50 años.

Es preciso comprender que la diversidad lingüística y cultural no es un castigo divino sino una de las grandes riquezas de la especie humana y asumir esto tal vez sea la única garantía para la convivencia pacífica, bien en el seno de una comunidad, bien entre diferentes comunidades o estados. Los embajadores y todo tipo de legados siempre han sido escogidos entre personas que conocían la lengua y la cultura del pueblo de destino porque ésta era la única garantía de que era posible llegar a acuerdos pacíficos y satisfactorios para ambas partes.

¿Qué pueden hacen los poderes políticos para buscar esta convivencia pacífica y potenciar la riqueza lingüística de los valencianos? Unas pocas medidas son suficientes. En primer lugar, reconocer que la radio y la televisión valenciana son un servicio público esencial y restituir de inmediato un medio audiovisual público, íntegramente en valenciano, de calidad y no supeditado a los poderes políticos. En segundo lugar, permitir la recepción en abierto no solo de las emisiones de Cataluña y de las Islas Baleares, sino también del resto de televisiones autonómicas del Estado español y de las televisiones internacionales estatales más importantes. En tercer lugar, garantizar en todos los niveles educativos el aprendizaje del valenciano y de, al menos, una lengua extranjera, fomentando el uso vehicular de estas lenguas y el intercambio de conocimientos, estudiantes, docentes y personal de administración.

Ahora podemos comprender porque de Ennio se decía que tenía tres corazones y no solo que conocía tres lenguas. Recordar, acordar, cordura, concordia (y su contrario, discordia) tienen la misma etimología y apelan todas al corazón, al sentimiento. ¡Qué diferente sería el mundo si todos tuviéramos tres corazones, o por lo menos dos!

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